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Ministrando durante una crisis: Cómo los Primeros Auxilios Psicológicos pueden ayudar a los líderes e individuos en la Iglesia a ser un apoyo para los demás

Aprender los principios de ministrar durante una crisis puede ayudar a los líderes y miembros de la Iglesia a saber qué hacer después de un evento traumático

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Dos mujeres visitan a otra mujer en su casa para ayudarla después de que se lastimó la pierna.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días


Ministrando durante una crisis: Cómo los Primeros Auxilios Psicológicos pueden ayudar a los líderes e individuos en la Iglesia a ser un apoyo para los demás

Aprender los principios de ministrar durante una crisis puede ayudar a los líderes y miembros de la Iglesia a saber qué hacer después de un evento traumático

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Dos mujeres visitan a otra mujer en su casa para ayudarla después de que se lastimó la pierna.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Esta es la primera parte de una serie de dos partes. La segunda parte presentará cómo el Área Europa de la Iglesia desarrolló una nueva capacitación para ayudar a los demás durante una crisis.

Refugiados que huyen de una ciudad bombardeada. Sobrevivientes de un terremoto. Familias devastadas por el suicidio. Testigos de un trágico accidente. Hay muchos que necesitan apoyo y cuidados en una crisis. Aprender Primeros Auxilios Psicológicos puede ayudar.

Primeros Auxilios Psicológicos (PFA por sus siglas en inglés), fue desarrollado por la Red Nacional para el Estrés Traumático Infantil y el Centro Nacional para el PTSD [trastorno por estrés postraumático]. Es un enfoque basado en evidencia para ayudar a cualquier persona después de un evento traumático. Al igual que con los Primeros Auxilios médicos, se desarrolló para satisfacer las necesidades inmediatas de una crisis, reduciendo la angustia inicial y fomentando las habilidades de afrontamiento. La PFA se basa en el entendimiento de que los sobrevivientes pueden experimentar reacciones físicas, psicológicas, conductuales y espirituales.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha utilizado este enfoque para crear capacitación y recursos para miembros y líderes, incluyendo una guía de análisis titulada “¿Cómo puedo ministrar a otros durante una crisis?” y una guía de autoayuda llamada “Enfrentando desafíos”. También se pueden encontrar otros recursos a través de los “Consejos para la preparación emocional” de la Iglesia.

Kevin Broderick, el director del programa de respuesta a emergencias de los Servicios Familiares de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, brinda información, capacitación y apoyo al personal de todo el mundo que responde a desastres o incidentes de pequeña o gran escala. Él también ha participado en esos esfuerzos de respuesta.

Broderick dijo que parte de la guía de análisis se desarrolló originalmente en Haití en 2010, después de un gran terremoto. Él y sus colegas se dieron cuenta de que no tenían suficiente apoyo o recursos para los miembros que estaban en crisis allí.

“En ese momento, ellos realmente no tenían psicólogos o consejeros miembros en el país”, dijo Broderick. “Entonces determinamos que teníamos que enseñar a los miembros que eran más resilientes, que se estaban recuperando un poco mejor o que no estaban tan afectados — tuvimos que capacitarlos para que en sus barrios y estacas pudieran ministrar el uno al otro”.  

Luego, unos años más tarde, Broderick recibió una llamada de un presidente de estaca diciendo que iba a visitar a una familia cuyo hijo se había suicidado, pero no sabía qué decirles. Broderick le dio un patrón para mirar y cinco principios para guiarlo.

“Así que realmente esta guía de análisis es una combinación de lo que hicimos para ayudar a los haitianos a servirse unos a otros después del terremoto, y luego esos cinco principios surgieron de mi conversación con el presidente de estaca diciendo, ¿cuáles son algunos pasos básicos que un líder puede seguir cuando se reúne con una familia que está en crisis?”

5 principios para ministrar durante una crisis

Esos cinco principios en la guía de análisis son:

  •  Sea compasivo
  • Permita que otros expresen sus sentimientos
  • Muestre empatía y normalice las respuestas
  • Sugiera ideas sobre maneras de afrontar las dificultades
  • Infunda esperanza 

Broderick dijo que los líderes y miembros tal vez no soliciten ayuda de Servicios Familiares de la Iglesia en una emergencia porque ellos piensan que no necesitan asesoramiento o terapia.

“Ellos tienen razón, las personas no necesitan asesoramiento ni terapia durante una crisis. Pero no se dan cuenta de que también ofrecemos Primeros Auxilios Psicológicos para ayudar en situaciones de estrés agudo, que pueden ayudar a aliviar parte de la angustia que están experimentando en ese momento”, dijo él. “Y en algunos casos ayudar a mitigar o incluso prevenir respuestas más difíciles más adelante”.

El equipo de profesionales de la Iglesia ha respondido a desastres a gran escala y eventos traumáticos que involucraron a miembros de la Iglesia. Pero Broderick dijo que no tiene que ser solo un consejero autorizado; cualquiera puede aprender a brindar Primeros Auxilios Psicológicos.

“Ese es uno de nuestros esfuerzos. Estamos trabajando en maneras de capacitar a líderes, hermanos y hermanas ministrantes y miembros de la familia sobre cómo abordar crisis o situaciones difíciles”, dijo él.

Cómo la capacitación para una crisis ayuda con la ministración

En una crisis, los líderes como los obispos, los presidentes de estaca y las presidentas de la Sociedad de Socorro suelen ser algunos de los primeros en llegar al lugar o una de las primeras llamadas telefónicas. Los hermanos y hermanas ministrantes también están involucrados.

Ser capaz de usar esos cinco principios — ser compasivo, permitir que otros expresen sus sentimientos, mostrar empatía y normalizar las respuestas, sugerir ideas sobre maneras de afrontar las dificultades e infundir esperanza — ayudará a ministrar a quienes están en problemas, dijo Broderick.

“Este tipo de situaciones son difíciles e impactantes y, en ocasiones, los miembros y los líderes no saben exactamente qué decir y no saben qué hacer”, dijo él. “Pero de eso se trata esta guía de análisis — hay cosas que pueden decir, hay preguntas que pueden hacer, hay maneras en que pueden mostrar compasión y simplemente estar allí con ellos y escuchar por lo que ellos están pasando, si quieren hablar”.

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Manos entrelazadas en oración.

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El obispo Levi Vasconcelos, obispo del Barrio Sacavém, Estaca Lisboa Portugal, ha podido aplicar los principios en su barrio y no solo en una situación de crisis.

Él dijo que cuando lo llamaron como obispo, la presidenta de la Sociedad de Socorro mencionó que trató muchas veces de hablar con una mujer del barrio que era menos activa, pero que la mujer no decía mucho.

El obispo Vasconcelos estaba participando en la capacitación sobre cómo ministrar a otros durante una crisis y escuchó al facilitador hablar sobre lo importante que es permitir que los demás expresen sus sentimientos.

“Entonces, al día siguiente, llamé a esta hermana. Fue la primera vez que hablaba con ella. Me presenté como su obispo y le pregunté sobre ella y su familia. Ella se presentó y luego, silencio”, recordó el obispo Vasconcelos.

Él usó algunas de las preguntas de la capacitación que facilitan la expresión de emociones, preguntas como “¿Qué es lo que más le preocupa en este momento?” “¿Cuáles son los desafíos más difíciles que ha enfrentado esta semana?” “¿Qué preocupaciones tiene sobre el futuro?” y así sucesivamente.

La mujer comenzó a hablar con él y la llamada telefónica duró más de una hora. El obispo Vasconcelos dijo: “Fue una experiencia muy espiritual porque sentí en ese momento que a través de preguntas clave, esta hermana compartió abiertamente los pensamientos y sentimientos que tenía, y pude ayudarla”.

Ahora él y la presidenta de la Sociedad de Socorro tenían una mejor idea de los desafíos por los que estaba pasando esta mujer. El obispo Vasconcelos dijo que todavía usa el contenido de la guía de análisis en sus entrevistas con los miembros de su barrio.

“Hacer preguntas clave para que las personas se sientan más cómodas expresando sus sentimientos ciertamente ayuda a ministrar a las personas que están pasando por momentos difíciles”, dijo el obispo Vasconcelos. “Siempre trato de usar las preguntas clave para que puedan expresarse y, sobre todo, para que se sientan cómodos hablando de las cosas que tienen en sus corazones, lo que a menudo es difícil de percibir”.

Cómo ayuda la capacitación para una crisis al individuo y a la familia

Eva Diez, que vive en Alemania, tomó el curso de capacitación sobre cómo ministrar a otros en crisis que se ofreció en Europa. Ella dijo que ha llegado a comprender más profundamente y a aplicar herramientas específicas de resiliencia con las personas a su alrededor que están pasando por dificultades.

“Creo que poder tener estos conceptos claramente presentes y estructurados en mi mente me ha ayudado a guiar las conversaciones, escuchar con más paciencia y acompañar con compasión de una manera más cristiana y sanadora”, dijo Diez.

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Capacitación “Ministrando en Crisis” para líderes de estaca en la Estaca Cartagena España en 2022.

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También la ayudó en su propia familia. Recientemente, estaba llevando a su hijo de 11 años a la estación de tren para que pudiera participar en una excursión de tres días con su clase del colegio. Era la primera vez que él iba a estar fuera de casa y empezó a llorar en el asiento trasero.

“Mi reacción espontánea habría sido tratar de animarlo diciendo algo como, ‘No es gran cosa’ o ‘Son solo dos noches, volverás pronto’”, dijo Diez.

Ella recordó uno de los principios de la capacitación de empatizar y normalizar las respuestas. Ella reconoció que los sentimientos de él eran legítimos, y también lo eran los suyos— ella también lo iba a extrañar.

“Con un nudo en la garganta, le hablé con calma, tratando de inspirar tranquilidad y le dije que entendía. Que debe ser duro estar fuera de casa por primera vez, solo, y que era normal llorar y tener esos sentimientos de tristeza”, dijo Diez.

“También le dije que lo amaba y que yo también lo iba a extrañar. Cuando llegamos a la estación me dio un fuerte abrazo, nos volvimos a decir que nos amábamos y se fue animado con sus amigos”.

Broderick dijo que la capacitación sobre qué hacer en una crisis ayuda a las personas a comprender que las respuestas emocionales, físicas, mentales, sociales y espirituales al trauma son típicas y comunes.

“La gente comienza a sentir que, ‘Tal vez no me estoy volviendo loco. Tal vez esto es algo común que se experimenta después de una pérdida significativa, una prueba, una dificultad o un desafío prolongado’”, dijo él.

Parte de ser emocionalmente resiliente es verificar con uno mismo e identificar no solo los problemas, sino también las estrategias para afrontarlos. A través de la guía de autoayuda, las personas pueden identificar sus respuestas y cómo aliviar su propia angustia a través de cosas como el cuidado personal, escribir en el diario, la oración, la meditación, el servicio y la conexión con los demás.

“Nos gusta decir que las estrategias de afrontamiento son como tomar medicamentos para el dolor, digamos, un brazo roto. El medicamento para el dolor no cura el brazo roto, pero sí alivia el nivel de dolor y para eso están las estrategias de afrontamiento”, dijo Broderick. “En realidad es solo para obtener cierta sensación de alivio mientras logran superar sus desafíos”.

Apoyo continuo

Broderick dijo que después de que los líderes y miembros de la Iglesia usen esos principios para mostrar compasión, escuchar, expresar empatía y brindar esperanza, también deben saber que hay recursos adicionales disponibles que pueden ayudar si ellos necesitan apoyo continuo.

La naturaleza humana tiende a saltar rápidamente a las estrategias de afrontamiento y tratar de resolver el problema o aliviar el dolor, “pero primero, simplemente estén con ellos”, dijo Broderick. “Expresen compasión, traten de entender por lo que están pasando lo mejor que puedan. Una vez que ellos se sientan escuchados, y una vez que se sientan comprendidos, entonces ellos podrían estar dispuestos a hablar de esos próximos pasos”.

Broderick dijo que la Iglesia no tiene suficientes consejeros ni siquiera en Utah, y mucho menos en todo el mundo para hacerse cargo de todos los desafíos especialmente cuando se trata de crisis y desastres a gran escala.

“Por lo tanto, tenemos que enfocar nuestra energía en ayudar a los miembros y líderes a aprender cómo ministrar a otros durante una crisis”, dijo él. “Podemos ayudarlos a aprender habilidades de Primeros Auxilios Psicológicos para proporcionar un nivel más alto o una forma especializada de ministrarse unos a otros”.

Lea la segunda parte: Cómo el Área Europa de la Iglesia desarrolló una nueva capacitación para ayudar a otros durante una crisis

Más recursos: Consejos para la preparación emocional de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

 

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