Después de cinco décadas e incontables horas de trabajo voluntario recopilando y registrando las historias y relatos de los miembros y misioneros de la Iglesia en Nueva Zelanda, Rangi y Vic Parker recibieron un premio de reconocimiento a su trayectoria durante una ceremonia celebrada en el Centro de Historia de la Iglesia en el Pacífico Matthew Cowley el sábado 29 de noviembre de 2022.  

La directora de historia para el Área Pacífico de la Iglesia, Melanie Riwai-Couch se mostró emocionada al dirigirse a la audiencia formada por colaboradores, familiares y amigos, y presentar el premio llamado Te Whatukura y Te Mareikura, según informó la Sala de Prensa del Pacífico de la Iglesia.

En maorí, te whatukura (el hombre) y te mareikura (la mujer) son amigos y líderes respetados, cuya presencia e influencia pueden sentirse incluso cuando no están presentes físicamente.   

El amor de los Parker por la historia de la Iglesia en Aotearoa — el nombre de Nueva Zelanda en maorí — les impulsó a coleccionar y recopilar diarios personales, fotografías, grabaciones y recuerdos de los misioneros que sirvieron allí. Al hacerlo, acumularon una impresionante historia de su pueblo.

Las hermanas Sharon Eubank, a la derecha, con la hermana Becky Craven y su esposo, el hermano Ron Craven, en el centro, posan para una foto junto a la hermana Rangi Parker y el élder Vic Parker en ocasión de su visita al Centro de Historia del Pacífico de la Iglesia Matthew Cowley en Hamilton, Nueva Zelanda, durante una gira de ministración en el Área Pacífico en octubre de 2019.

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Los Parker lo donaron todo al Departamento de Historia de la Iglesia, donde lo han estado digitalizando, catalogando y lo han dividido en 21 colecciones.   

Según Riwai-Couch, las 21 colecciones están compuestas por 3.130 elementos, y “cada elemento puede contener varios cientos … de partes más pequeñas”, como cartas, grabaciones, objetos y diarios personales.   

Si bien los números dan una idea de la magnitud del trabajo que realizaron los Parker, el valor de su “contribución cualitativa” es incalculable, afirma Riwai-Couch.  

“No es posible contabilizar las lágrimas, los recuerdos, las evocaciones, el amor, las personas que recibieron la influencia, las experiencias espirituales que ocurrieron, ni los corazones que no pudieron evitar ser conmovidos por estas dos almas especiales”.