¿Qué es lo importante? La vida de las personas a “quienes hemos podido ayudar”, dice el presidente Ballard a los estudiantes de ciencias empresariales de BYU
Al hablar durante un evento para conmemorar el 20° aniversario del centro Melvin J. Ballard for Social Impact, el presidente Ballard agradece a quienes bendicen la vida de otras personas

El presidente M. Russell Ballard, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, conversa con Todd Manwaring (a la izquierda) y estudiantes de BYU durante un evento que conmemora el 20o aniversario del centro Melvin J. Ballard Center for Social Impact, en Provo, Utah, el 23 de febrero de 2023.
Jes Myrick
¿Qué es lo importante? La vida de las personas a “quienes hemos podido ayudar”, dice el presidente Ballard a los estudiantes de ciencias empresariales de BYU
Al hablar durante un evento para conmemorar el 20° aniversario del centro Melvin J. Ballard for Social Impact, el presidente Ballard agradece a quienes bendicen la vida de otras personas

El presidente M. Russell Ballard, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, conversa con Todd Manwaring (a la izquierda) y estudiantes de BYU durante un evento que conmemora el 20o aniversario del centro Melvin J. Ballard Center for Social Impact, en Provo, Utah, el 23 de febrero de 2023.
Jes Myrick
PROVO, Utah — A lo largo de su vida, el presidente M. Russell Ballard ha viajado a los cuatro rincones de la tierra en representación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ha testificado del Salvador, ha visto milagros y sufrimiento, y ha tratado de ayudar cuándo y dónde ha podido.
Al hablar durante un evento para conmemorar el 20o aniversario del centro Melvin J. Ballard for Social Impact (en inglés), el cual se llevó a cabo en la Escuela de Ciencias Empresariales Marriott de la Universidad Brigham Young el 23 de febrero, el presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles dijo que, lo más importante es reflejar el amor de Jesucristo en palabra y obra.
Lo que una persona pueda adquirir en esta vida, significará muy poco, dijo el presidente Ballard. Lo que realmente importará, dijo, son las vidas de las personas “a quienes hemos podido ayudar”, al acercarnos y tenderles una mano de hermandad, apartando un tiempo para hacerles una llamada de teléfono o enviarles una nota, y ofreciendo ayuda a alguien que simplemente necesite un pequeño empujón.
“Espero que tengamos nuestros corazones, manos y ojos dispuestos, y que estemos anhelosamente consagrados a acercarnos a estas personas”, dijo.
Fundado en 2003, el Centro Ballard ayuda a que los estudiantes apliquen su energía para resolver los problemas sociales más acuciantes del mundo. El Centro, que lleva el nombre del abuelo del presidente Ballard, el élder Melvin J. Ballard del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, brinda sus servicios a unos 3000 estudiantes al año. Siguiendo la consigna de “Hacer el bien, [pero] mejor”, participan en clases, concursos, pasantías, investigaciones y oportunidades de empleo durante cada año académico.

El élder Melvin J. Ballard, fue miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles desde 1919 hasta 1939.
BYU
Acompañado por familiares y por el élder Robert C. Gay (en inglés), una autoridad general emérita, el presidente Ballard se reunió con estudiantes, profesores y colaboradores del Centro Ballard para la celebración del aniversario y les pidió a todos los asistentes que, como seguidores de Jesucristo, encontraran pequeñas formas de ayudar y servir a los hijos e hijas de Dios en la tierra.
“En nombre de mi abuelo, Melvin J. Ballard, les agradezco por todo lo que hacen para apoyar a la Iglesia y al reino de Dios”, dijo el presidente Ballard.
Las cosas que se logran en el Centro Ballard tienen un gran alcance, agregó, señalando que todos los hijos e hijas de Dios tienen la tarea de prepararse para ayudar y bendecir la vida de los demás.
“Quiero que sepan que yo sé que Jesús es el Cristo. He llevado Su nombre y he testificado de Él en distintas circunstancias, en diferentes lugares del mundo. Y [,al final] nunca salgo de esas experiencias sin sentirme tan humilde; tan agradecido de ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, de saber lo que sé sobre quién soy y quiénes son todos ustedes y nuestro propósito en la vida.
El élder Gay, uno de los primeros donantes del centro, relató que en el año 2000 asistió a una reunión con otras personas y planteó la siguiente pregunta: ¿Qué podrían hacer para sacar de la pobreza a 1 millón de personas?
“El participar en un emprendimiento a través de BYU, se convirtió en uno de los grandes privilegios de mi vida”, dijo él.
Aunque el centro lleva el nombre del élder Melvin J. Ballard, quien trabajó bajo la dirección del presidente de la Iglesia Heber J. Grant durante la Gran Depresión para hacer realidad el vasto programa de bienestar de la Iglesia, también es un tributo al presidente Ballard, dijo el élder Gay.
El élder Gay señaló que, si bien el élder Melvin J. Ballard es uno de los padres de los servicios de bienestar de la Iglesia, el presidente Ballard es uno de los padres de los servicios humanitarios de la Iglesia.
En 1985, el élder Ballard emprendió un viaje por todo el mundo el cual resultó en la creación de Latter-day Saint Charities — el programa de servicios humanitarios de la Iglesia que ha servido a millones de hijos e hijas de Dios en más de 170 naciones, dijo el élder Gay.
Después de la guerra civil y la hambruna en Etiopía que cobrarían la vida de 1.2 millones de personas, el presidente Spencer W. Kimball convocó a dos ayunos mundiales en 1985. El entonces élder Ballard y el élder Glenn L. Pace, director ejecutivo del Departamento de Bienestar de la Iglesia, visitaron Etiopía para determinar la mejor manera de utilizar los 11 millones de dólares recaudados como resultado de los ayunos de los Santos de los Últimos Días.

El élder M. Russell Ballard del Cuórum de los Doce, de la Presidencia de los Setenta en aquel entonces, visitó Etiopía para supervisor los esfuerzos de ayuda de la Iglesia durante una hambruna en 1985.
Cortesía del élder M. Russell Ballard
“Viajaron a Addis Abeba en lo que muchos llamaron misión y misericordia”, dijo el élder Gay. “Sucedieron grandes milagros”.
En ese viaje, el presidente Ballard ejemplificó algo importante sobre el cuidado de los pobres y los necesitados, dijo: “Fue una misión de fe. … Nunca [podremos] edificar a la gente de la manera que debemos [si no tenemos] fe”.
En el país, los líderes de la Iglesia encontraron a un miembro, Harry Hadlock, y celebraron una reunión sacramental. El presidente Ballard oró para que lloviera — y llovió.
“Eso no solo fue un momento de lluvia en Etiopía”, dijo el élder Gay. “Ellos permanecieron allí por una semana; y dondequiera que el presidente Ballard y el élder Pace viajaban, la lluvia los seguía”.

El élder Robert C. Gay, una autoridad general emérita.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Sucedieron otros milagros cuando los oficiales de la Iglesia recibieron documentos y transporte para viajar por el país.
Visitaron un campamento que albergaba 120 000 personas que vivían en tiendas (carpas). Sin embargo, fueron las 30 000 personas que estaban afuera del campamento —quienes habían llegado a la entrada y que después de viajar cientos de kilómetros para encontrar alivio contra el hambre, se enteraron que había una lista de espera para poder entrar— las que les cautivaron el corazón.
En medio del campamento, llegó un hombre que había caminado más de 80 kilómetros llevando un bebé que había encontrado junto a la madre fallecida del niño. Cuando llegó, recordó el élder Gay, este hombre no pidió nada para sí mismo, sino que dijo: “¿Qué se puede hacer por este bebé?”.
“Esa es la pregunta que todos debemos hacernos. ¿Qué se puede hacer por los hijos e hijas de Dios?”.
Brigitte C. Madrian, decana de la Escuela de Ciencias Empresariales Marriott, dirigió el evento durante el cual también hablaron el vicepresidente académico de BYU, Shane Reese y el director del Centro Ballard, Todd Manwaring.
Manwaring dijo que el centro puede conseguir muchos logros debido a la participación y al compromiso de los estudiantes de BYU, los cuales aportan creatividad innovación y entusiasmo.